miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los "colectivos" de Buenos Aires

El ómnibus y el tranvía eran los transportes públicos urbanos más comunes ya en las primeras décadas del siglo XX. El taxi era la opción para la gente más acomodada y que podía recurrir a estos vehículos.

Sin embargo, la crisis económica de 1928 obligó a muchos a volver a los transportes masivos, como el tranvía; y a los taximetreros a agudizar el ingenio ya que veían disminuída la cantidad de pasajeros.

Fue así que a alguien en un grupo de taxistas reunidos -según algunas versiones- en el desaparecido café La Montaña, en la esquina de Avenida Rivadavia y Carrasco, se le ocurrió ofrecer el viaje desde Primera Junta hasta Lacarra y Rivadavia con una parada en Plaza Flores a sólo 10 ó 20 centavos, según el recorrido. Llevando varios pasajeros dispuestos a campartir el mismo vehículo, el taxista cobraba aproximadamente lo mismo que en un viaje normal, ya que los taxis de la época eran bastante grandes (a los cinco asientos disponibles se le agregaban dos transpuntines -también llamados transportines- lo que permitía llevar hasta siete pasajeros, un tanto apiñados), y los pasajeros no debían renunciar a viajar en automóvil en lugar de utilizar el tranvía.

taxi-colectivo


El lluvioso 24 de septiembre de 1928, ocho choferes de los quince que habían decidido poner en práctica esta idea comenzaron lo que fue la primera línea de colectivos, que luego se llamó precisamente así: La Primera, con el recorrido ya mencionado, que pronto debió ser prolongado, llegando desde Lacarra y Rivadavia hasta Plaza de Mayo, ante el éxito obtenido. Nació así el taxi-colectivo.

Con el tiempo los vehículos se fueron agrandando, primero cortando el chasis del auto y agregando una fila más de asientos, y luego carrozando chasis de camiones pequeños. Ya podían llevar cómodos unas diez u once personas sentadas.


El 60 "Constitución - Tigre Hotel

Pese a que cada vez tenía más filas de asientos y llevaba más pasajeros, el colectivo se distinguía claramente del ómnibus: Era de menor tamaño. Se ascendía y descendía por la única puerta delantera, en el ómnibus se descendía por una puerta posterior. El chofer era el encargado de vender el boleto, mientras que el ómnibus tenía un guarda que cumplía esa función. Tenía el motor adelante, mientras que el ómnibus lo tenía atrás.


1950: Omnibus Mack y colectivo Chevrolet

Cuando ya tenían más de 20 asientos y podían llevar - además - una gran cantidad de pasajeros parados, se hizo obligatorio el descenso de los mismos por una puerta posterior. También el chofer dejó de vender boletos, cumpliendo esta función una máquina expendedora.

Con la aparición de diversos modelos de chasis frontales, a comienzos de la década de 1980, comenzó un lento proceso de "descolectivización" del transporte argentino. Siguieron aumentando su capacidad, su motor se trasladó a la parte trasera, algunos agregaron otra puerta en el medio, llegaron la suspensión neumática, las unidades de piso bajo, rampa para discapacitados ... y del verdadero colectivo, el camión carrozado, sólo quedó el nombre.

Los últimos exponentes del colectivo serían los construidos sobre el eterno y fiel chasis LO-1114 de Mercedes Benz. Con el carrozado de los últimos chasis disponibles, a comienzos de 1989, se cerró la historia estilística de este tipo de vehículos. Durante bastante tiempo, el 1114 fue el "rey" de las calles porteñas. Por su antigüedad ya no pueden circular más en la capital, pero muchos siguen circulando todavía en el Gran Buenos Aires.

Los vehículos que circulan actualmente por Buenos Aires en realidad son ómnibus, ya que tienen motor trasero, muchos tienen dos puertas para el descenso de pasajeros: una en el medio y otra atrás, y también rampas para discapacitados.

No obstante, aunque el vehículo que vayamos a tomar para ir de un punto a otro de la ciudad sea un enorme ómnibus, para nosotros seguirá siendo: "el colectivo".



Más sobre la historia del colectivo: en www.busarg.com
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