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viernes, 8 de enero de 2016

Calle Florida, allá por 1890 ...



[...En la calle Florida, la más elegante del centro de la ciudad]  "grupos de jóvenes mujeres alborotadas o señoras conversando a viva voz, se paseaban entre las filas de hombres mirones. Por supuesto que era mal visto que una mujer decente caminara sola por la ciudad. Si no quería ser tomada por prostitura, tenía que ir acompañada (a su lado) por una amiga o por su criada o sirviente uniformado (un paso detrás de ella). El que molestaba a una mujer debía pagar una multa de cien pesos o permanecer preso dos días" *

* Mario Rapoport y María Seoane: Buenos Aires. Historia de una ciudad. Planeta, Bs.As. 2007

lunes, 22 de junio de 2009

Puerto Madero

Desde la fundación de la ciudad, las embarcaciones que llegaban a Buenos Aires fondeaban a considerable distancia de la costa en las amplias playas naturales del estuario del Río de la Plata. Desde allí, pasajeros y mercaderías eran trasladados a la costa en barcazas y carretas.

El viejo puerto

El Muelle de Pasajeros se inaugura en 1855 en el entonces denominado Bajo de La Merced, frente al Paseo de Julio (hoy Av. Leandro Alem) entre las actuales calles Sarmiento y Juan Domingo Perón. En este muelle atracaban los lanchones de alije y transbordo desembarcando el pasaje con toda comodidad.

Desde 1857 funcionaba -delante del viejo fuerte que hubo de demolerse parcialmente- la llamada aduana de Taylor, un edificio semicircular en terrenos ganados al río donde ahora está la Plaza Colón. Desde allí salía un muelle de unos 300 metros.



Aduana Taylor (izq.) Muelle de Pasajeros (der.),
se ve el muro o malecón en el Paseo de Julio (hoy Av. Leandro Alem)
Detalle de una litografía de Dulín, c. 1865.

Y en 1872 se construyó desde la costa de la barranca (Ahora Leandro Alem y Paraguay) hacia el río donde hoy se halla el espejo de agua del apostadero, el muelle de "Las Catalinas", llamado así porque se hallaba al cerca de la Iglesia y Convento de Santa Catalina de Siena. El muelle se internaba 500 metros en el río y una línea ferroviaria circulaba por él, para la carga y descarga directas, rumbo a los depósitos que se hallaban en la costa. Ese fue uno de los muelles que sirvió de desembarcadero a los buques de inmigrantes durante las dos décadas inmediatamente anteriores a la construcción del "Puerto Madero".

Necesidad de un gran puerto

Pocos años después, se decidió que era necesaria la construcción de un puerto completo. De los dos proyectos más importantes, el de Huergo y el de Madero, se optó por este último. Constaba de cuatro Diques interconectados y dos Dársenas (Norte y Sur), construidos en terrenos ganados al río. Los diques, se dividían a su vez, en 4 galpones de 19.600 metros cuadrados cada uno. Las obras se iniciaron en 1887 y finalizaron en 1898 .

Se alcanza a ver la plaza semicircular detrás de la Casa de Gobierno, donde estaba la Aduana Taylor.
A los pocos años, por el inmenso crecimiento del tráfico portuario, las instalaciones resultaron inadecuadas y en 1911 se iniciaron las obras de Puerto Nuevo, al Norte del anterior, según el proyecto planteado por Huergo.

Con el tiempo, el aumento del calado de los barcos y nuevas técnicas de embarque hicieron que las instalaciones de Puerto Madero resultaran anacrónicas, por lo que dejaron de utilizarse.


Puerto Madero actual

En 1989, se creó la Corporación Antiguo Puerto Madero con el objeto de urbanizar los terrenos del puerto en desuso. Esta urbanización significó la mayor obra en su tipo que se haya realizado en la historia de la Ciudad.

En 1991 comenzaron a remodelarse las 170 hectáreas del predio para formar un nuevo barrio en la ciudad. Se abrieron calles -que por ordenanza de 1995 llevan el nombre de importantes mujeres argentinas- y se reciclaron los viejos galpones, conservando los frentes de ladrillos a la vista y sus vigas de hierro fundido. Actualmente, los edificios albergan oficinas de diferentes empresas, modernos lofts con hermosas vistas al río, hoteles internacionales y una universidad privada.

También cuenta con diversos lugares de esparcimiento a lo largo de un paseo peatonal frente al canal que bordea los edificios, un complejo de cines, muchos restaurantes y pubs, dos museos flotantes: lla Fragata Sarmiento y la Corbeta Uruguay, de destacada actuación en la Armada Argentina. Y el antiguo Gran Hotel por donde pasaron millones de inmigrantes.

Al este de los diques, hacia el río ya hay habitados varios edificios de departamentos, y se están contruyendo otros, en una de las zonas más caras de Buenos Aires.

Macacha Güemes y Juana Manso

Como valor agregado, cruzando la antigua Costanera Sur, en terrenos ganados al río, están las 350 hectáreas de la Reserva Ecológica, refugio de numerosos ejemplares de la flora y la fauna típicas de la pampa y del delta del Paraná.
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miércoles, 24 de diciembre de 2008

Un "prócer" en Plaza Italia

En 1904 se inauguró el monumento a Garibaldi en la entonces Plaza de los Portones, llamada así por los grandes portones que había en la entrada al Parque 3 de Febrero, cambiando el nombre por el de Plaza Italia.

El lugar fue tenido en cuenta por la afluencia de gente que concurrió a la primera Exposición de la Sociedad Rural, en 1878, y se incrementó a partir de la inauguración del Jardín Zoológico en 1890 y del Botánico en 1892.


Los "Portones de Palermo" desaparecieron en 1917. Sólo se conserva la arcada que se ve a la derecha, que fue durante mucho tiempo la entrada principal del Jardín Zoológico.
La imagen de Garibaldi -prócer de la unidad italiana-, que ya era casi legendaria pocos años después de su muerte (1882), movió a los inmigrantes italianos en la Argentina a levantarle una estatua, para lo cual abrieron una colecta mediante avisos en La Nación y La Prensa.

La inauguración de la estatua tuvo lugar el 19 de junio de 1904, en uno de los actos de mayor convocatoria registrados en esta capital.

Lo encabezó el presidente Julio A. Roca, que compartió el palco oficial con Bartolomé Mitre, el intendente Alberto Casares y el escultor Eugenio Maccagnani -autor de la obra-, más representantes diplomáticos de todo el mundo. Rodearon el palco miembros de los Grupos Garibaldinos -los más entusiastas-, junto a no pocas asociaciones y logias masónicas, a una de las cuales perteneció el militar y aventurero peninsular.

Sus andanzas en el Río de la Plata comienzan en 1841, cuando pasó a Uruguay, en circunstancias en que estaba en curso la guerra del presidente depuesto de Uruguay Manuel Oribe -apoyado por Juan Manuel de Rosas- contra el gobierno de facto presidido por el Gral. Fructuoso Rivera instalado en Montevideo y que contaba con el apoyo del Brasil, de las flotas francesa e inglesa y de los "unitarios" argentinos. En 1843 organizó una unidad mercenaria llamada "La Legión Italiana".

La acción más importante de Garibaldi en la Argentina, fue el saqueo de la ciudad de Gualeguaychú el 20 de septiembre de 1845, al servicio de las fuerzas anglo-francesas y de los unitarios de Montevideo.

Por sus aventuras en Italia y Sudamérica, esta especie de "Che Guevara" del siglo XIX fue llamado "héroe de dos mundos", pero teniendo en cuenta que en América fue esclavista, pirata y ladrón de caballos y en el sur de Italia destruyó el reino más próspero de la península, las Dos Sicilias; dejando al Mezzogiorno en la pobreza, sus detractores lo llaman "mercenario de dos mundos".

Hay que reconocer que tanto en América como en Europa, siempre sirvió fielmente a la masonería, es decir, a Inglaterra, donde en 1864 fue recibido con entusiasmo por la población y se reunió con el primer ministro Henry Palmerston.

La plaza cambió mucho desde 1904, no así la mentalidad de la ciudad, de espalda al país, igual que la estatua.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los "colectivos" de Buenos Aires

El ómnibus y el tranvía eran los transportes públicos urbanos más comunes ya en las primeras décadas del siglo XX. El taxi era la opción para la gente más acomodada y que podía recurrir a estos vehículos.

Sin embargo, la crisis económica de 1928 obligó a muchos a volver a los transportes masivos, como el tranvía; y a los taximetreros a agudizar el ingenio ya que veían disminuída la cantidad de pasajeros.

Fue así que a alguien en un grupo de taxistas reunidos -según algunas versiones- en el desaparecido café La Montaña, en la esquina de Avenida Rivadavia y Carrasco, se le ocurrió ofrecer el viaje desde Primera Junta hasta Lacarra y Rivadavia con una parada en Plaza Flores a sólo 10 ó 20 centavos, según el recorrido. Llevando varios pasajeros dispuestos a campartir el mismo vehículo, el taxista cobraba aproximadamente lo mismo que en un viaje normal, ya que los taxis de la época eran bastante grandes (a los cinco asientos disponibles se le agregaban dos transpuntines -también llamados transportines- lo que permitía llevar hasta siete pasajeros, un tanto apiñados), y los pasajeros no debían renunciar a viajar en automóvil en lugar de utilizar el tranvía.

taxi-colectivo


El lluvioso 24 de septiembre de 1928, ocho choferes de los quince que habían decidido poner en práctica esta idea comenzaron lo que fue la primera línea de colectivos, que luego se llamó precisamente así: La Primera, con el recorrido ya mencionado, que pronto debió ser prolongado, llegando desde Lacarra y Rivadavia hasta Plaza de Mayo, ante el éxito obtenido. Nació así el taxi-colectivo.

Con el tiempo los vehículos se fueron agrandando, primero cortando el chasis del auto y agregando una fila más de asientos, y luego carrozando chasis de camiones pequeños. Ya podían llevar cómodos unas diez u once personas sentadas.


El 60 "Constitución - Tigre Hotel

Pese a que cada vez tenía más filas de asientos y llevaba más pasajeros, el colectivo se distinguía claramente del ómnibus: Era de menor tamaño. Se ascendía y descendía por la única puerta delantera, en el ómnibus se descendía por una puerta posterior. El chofer era el encargado de vender el boleto, mientras que el ómnibus tenía un guarda que cumplía esa función. Tenía el motor adelante, mientras que el ómnibus lo tenía atrás.


1950: Omnibus Mack y colectivo Chevrolet

Cuando ya tenían más de 20 asientos y podían llevar - además - una gran cantidad de pasajeros parados, se hizo obligatorio el descenso de los mismos por una puerta posterior. También el chofer dejó de vender boletos, cumpliendo esta función una máquina expendedora.

Con la aparición de diversos modelos de chasis frontales, a comienzos de la década de 1980, comenzó un lento proceso de "descolectivización" del transporte argentino. Siguieron aumentando su capacidad, su motor se trasladó a la parte trasera, algunos agregaron otra puerta en el medio, llegaron la suspensión neumática, las unidades de piso bajo, rampa para discapacitados ... y del verdadero colectivo, el camión carrozado, sólo quedó el nombre.

Los últimos exponentes del colectivo serían los construidos sobre el eterno y fiel chasis LO-1114 de Mercedes Benz. Con el carrozado de los últimos chasis disponibles, a comienzos de 1989, se cerró la historia estilística de este tipo de vehículos. Durante bastante tiempo, el 1114 fue el "rey" de las calles porteñas. Por su antigüedad ya no pueden circular más en la capital, pero muchos siguen circulando todavía en el Gran Buenos Aires.

Los vehículos que circulan actualmente por Buenos Aires en realidad son ómnibus, ya que tienen motor trasero, muchos tienen dos puertas para el descenso de pasajeros: una en el medio y otra atrás, y también rampas para discapacitados.

No obstante, aunque el vehículo que vayamos a tomar para ir de un punto a otro de la ciudad sea un enorme ómnibus, para nosotros seguirá siendo: "el colectivo".



Más sobre la historia del colectivo: en www.busarg.com
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